domingo, 24 de octubre de 2010

Educación para el Trabajo como Eje Integrador

Fundamentación del Sistema Educativo Bolivariano.

El estudio del pensamiento educativo venezolano, latinoamericano y universal permite construir un referente teórico del SEB con identidad propia. En este se identifican, entre otros representantes a: Simón Rodríguez (1769-1854), Simón Bolívar (1783-1830), Ezequiel Zamora (1817-1860 ), Luis Beltrán Prieto Figueroa (1912-1993), Belén Sanjuán Colina (1916-2004) .1
Fundamentación legal:

La fundamentación legal que soporta al Sistema Educativo Bolivariano está sustentada en la CRBV como máximo instrumento legal, rector del desarrollo y la convivencia en la República, donde se consagran y profundizan los principios que consideran a la educación y la cultura como derechos fundamentales y pilares del proceso de cambio y transformación que se desarrolla en nuestro país. Otorga a la educación una condición básica para la realización de los fines esenciales del Estado al establecer, tal como lo señala el Preámbulo de la CRBV, como fin supremo del pueblo, la refundación de la República y el establecimiento de una sociedad democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de derecho y de justicia que consolida los valores de la libertad, solidaridad, democracia, la responsabilidad social y la preeminencia de los derechos humanos. Las directrices constitucionales en materia educativa se encuentran especialmente fijadas en los artículos 102 al 111, mediante los cuales se establecen los fundamentos del sistema educativo, partiendo de: La educación como un derecho humano y un deber social esencial y de máximo interés para el Estado. Es democrática, gratuita y obligatoria. Es un servicio público fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento (Art. 102). Establece el derecho de toda persona a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones (Art. 103). Estipula las características morales y académicas de las personas encargadas de la educación (Art. 104). Precisa la obligatoriedad de la educación ambiental, la enseñanza de la lengua castellana, la historia y la geografía de Venezuela, así como los principios del ideario bolivariano (Art. 107). Indica la incorporación en los centros educativos del conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías y de sus innovaciones, según los requisitos legales (Art. 108). Reconoce el derecho de las personas al deporte y la recreación como actividades que beneficien la calidad de vida individual y colectiva (Art. 111). El Estado asume la educación como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad, el que desde el SEB debe apuntar al desarrollo nacional y elevar los niveles de calidad de vida en la sociedad venezolana, así como considerar la educación y el trabajo como procesos fundamentales para alcanzar estos fines. De igual forma, reconoce los derechos de los pueblos y las comunidades indígenas, así como de los afrodescendientes, propone formas de control ciudadano en la gestión de los servicios y realiza un nivel de inversión para modificar los obstáculos que afectan las condiciones donde se desarrollan los procesos educativos.
En este contexto es importante citar el capítulo VIII y los artículos 9 y 100 de la CRBV. En el primero se reconocen los derechos espirituales, materiales y culturales de los pueblos indígenas y se refrenda el derecho a una educación propia y un régimen educativo de carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus particularidades socioculturales, valores y tradiciones, así como el derecho a servicios de formación profesional y a participar en la elaboración, ejecución y gestión de programas específicos de capacitación, entre otros (Art. 121 y 123). En el artículo 9, se expresa el carácter oficial de los idiomas indígenas y su reconocimiento como patrimonio cultural de la nación y de la humanidad y, en el 100, se establece la interculturalidad bajo el principio de la igualdad de culturas, en lo referido a su diversidad, que caracteriza la conformación de la nacionalidad.
En consideración, la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2006) reproduce los derechos del ecodesarrollo y la sustentabilidad de esos pueblos donde el Estado, como ente rector, reconoce y protege su existencia, garantizando una educación propia como principio constitucional de socialización y de carácter intercultural bilingüe. Sus bases se cimientan en la cultura, valores, normas, tradiciones, enseñanzas del castellano y del idioma propio de cada pueblo indígena, de aportes tecno-científicos y humanísticos desarrollados a través del SEB que deberá atender sus particularidades socio-culturales (Art. 74 al 85). También se destaca el alcance de la intervención del Estado en materia educativa para que se garantice con sentido de justicia y equidad el respeto a todas las corrientes del pensamiento en los términos establecidos en la Constitución. El Estado ejerce su atribución de rectoría y máxima orientación en la educación que se desarrolla en el territorio de la República, desde los diferentes subsistemas: Educación Inicial Bolivariana, Educación Primaria Bolivariana, Educación Secundaria Bolivariana; Educación de Jóvenes, Adultos y Adultas y Adultas; Educación Especial y Educación Intercultural Bilingüe.
La educación y el trabajo constituyen los procesos fundamentales para alcanzar los fines del Estado, reflejados en el artículo 3 de la CRBV; por otra parte, en las líneas orientadoras del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001- 2007, se establece que el Estado orienta el desarrollo del país en la creación de un nuevo modelo productivo, capaz de generar un crecimiento sustentable, la diversificación productiva y la estabilidad macroeconómica, entrelazado con los principios de conservación del ambiente (Modelo de Desarrollo Endógeno), planteado en los cinco equilibrios que representan las fuerzas y los factores que intervienen en el nivel nacional.
En el Plan Estratégico Simón Bolívar 2007-2013, se concreta la línea estratégica referida a la Suprema Felicidad Social sobre la que se desarrolla la educación, materializando la extensión de la cobertura educativa con atención integral a toda la población excluida, de extrema pobreza y máxima exclusión social. También se consideran los elementos esenciales del modelo productivo social; fortalece e incentiva la investigación, el desarrollo de la educación intercultural bilingüe y la garantía de accesos a la Educación Superior, con pertinencia sociocultural y de integración continental.
Es necesario considerar que este plan estratégico de desarrollo trasciende de una manera directa o indirecta al resto de las líneas, visto como uno de los elementos claves en la transformación social del país, en la construcción y consolidación de un nuevo modelo de ciudadanía y de un nuevo(a) republicano(a).
El Ministerio del Poder Popular para la Educación, como ente rector y orientador de las políticas educativas, las articula con las del Estado. De allí que sus acciones están dirigidas a garantizar el fortalecimiento de las líneas estratégicas que vinculan a la educación con el trabajo productivo propias del desarrollo social, local, regional y nacional, a través de la formación del estudiante en, por y para esta forma de trabajo, que le permita satisfacer sus necesidades básicas, su formación permanente y contribuir al desarrollo nacional.
Se impulsan las acciones que apuntan a esta dirección, se diseñan políticas para lograr la inclusión social, la calidad y la pertinencia del proceso educativo, de manera que todas las actividades que se ejecuten en el sistema influyan en la formación de esa nueva generación comprometida e involucrada en pensamiento y modos de actuación con los procesos de transformación social en el marco de la identidad nacional y con una visión caribeña, latinoamericana y universal.
La CRBV en su artículo 23 declara que los tratados, pactos y convenciones relativos a los derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional; en virtud de ello, los siguientes instrumentos internacionales sirven de base al desarrollo del SEB: la Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza, adoptada el 14 de diciembre de 1960 por la Conferencia General de la UNESCO y puesta en vigor el 22 de mayo de 1962; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial (sancionada y promulgada en 1968); la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) Educación para todos en las Américas. Marco de Acción Regional, desarrollada del 10 al 12 de febrero de 2000, en Santo Domingo, República Dominicana; la Conferencia Regional Preparatoria de las Américas Contra el Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia, Intolerancia y Formas Conexas, celebrada en diciembre de 2000 en Santiago de Chile; la Declaración y Programa de Acción de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, Xenofobia, Intolerancia y Formas Conexas de Intolerancias, efectuada en 2001 en Durban, Sudáfrica; la Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (Art. 4), ratificada por el Estado venezolano en fecha 23/09/2003 y la Convención Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural de noviembre de 2005. En la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la República Bolivariana de Venezuela suscribió el compromiso de brindarles protección integral, referida al aspecto de protección social y jurídica. Consagra, a través de la Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente (2000), el disfrute pleno y efectivo de sus derechos, deberes y garantías, conforme al desarrollo evolutivo de sus facultades, acompañado de un incremento positivo de sus deberes y responsabilidades. Los padres, representantes y responsables 23 tienen el deber de orientarlos en ese ejercicio, de forma que contribuyan a su desarrollo integral y a su incorporación a la ciudadanía activa. Además, sobre la base de la CRBV se dictaron leyes y decretos que viabilizan su ejecución y cumplimiento, cuyo articulado ofrece elementos para el desarrollo del SEB; entre otras se encuentran: Ley Orgánica para las Personas con Discapacidad, Ley Nacional de la Juventud, Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social, Ley sobre los Derechos de la Mujer a una vida libre de Violencia, Ley Orgánica del Ambiente, Decreto Presidencial No. 3.645 de mayo de 2005, Comisión Presidencial para la Prevención de toda forma de Discriminación en el SEB, Decretos Nº 1.795 y 1.796, referentes al uso de los idiomas en los pueblos indígenas, Decreto Nº 825 (2001) referido al uso de las tecnologías. Por lo antes expresado, se reafirma que la educación constituye el proceso fundamental para la transformación del país y que la institución educativa tiene en su esencia, ser el espacio de siembra y ejercicio de estos principios transformadores constitucionales. De allí, la importancia de la redefinición de sus propósitos al contribuir a la formación del ciudadano y ciudadana de la Venezuela revolucionaria que en este momento refunda la República, construyendo la democracia participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural.

Fundamentación filosófica
Los cambios económicos, políticos y sociales por los que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela implican grandes retos para la educación como elemento clave del desarrollo nacional e instrumento para la formación integral del ser humano, tomando en cuenta los nuevos criterios para las políticas educativas. Se asumen en el contexto cotidiano los conceptos sobre derechos humanos, la importancia de la ética y la moral en el ser humano, así como su posterior comportamiento ante la sociedad para el beneficio común.
La concepción filosófica del SEB se centra en las ideas de Simón Bolívar acerca del papel de la educación y en un nuevo modelo de sociedad que prefigura, tal como lo consagra el Preámbulo de la CRBV, el perfil de la nueva generación, que hará posible una república democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural, en un Estado de derecho y justicia que le permita crecer progresivamente en la comprensión de su condición de ciudadano o ciudadana y responder, corresponder y participar en la sociedad. Bolívar consideraba la necesidad de desarrollar una personalidad en función de la formación del espíritu y el corazón de los ciudadanos, además de para el ejercicio del trabajo en la sociedad y de la capacitación para la vida social y humana. También valoraba lo indispensable de la educación como instrumento para el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos y las ciudadanas, quienes no requieren condiciones especiales de bienes y fortunas para ejercerlos. Para él, la nación será lo que sean sus principios en educación sabia y virtuosa y a cada sociedad corresponde un tipo de educación; su ritmo de sabiduría u oscuridad determinarán si avanza o se hunde. El SEB transita hacia un adecuado modelo de la nueva república, retomando una visión que tendrá como fines esenciales la defensa y el desarrollo de las personas, el respeto a su dignidad, al ejercicio democrático de la voluntad popular y la construcción de una sociedad más justa. Por eso, está centrado en la formación de un ciudadano desde un enfoque humanista-social, lo que define las bases para una educación que abra el camino hacia el socialismo del siglo XXI, hacia la igualdad, al promover un proceso educativo de calidad para todos y todas y el ideal de una escuela nueva, renovadora, transformadora y continua.
El humanismo social tiene en el ser humano y en su realización una concepción de carácter integral, que lo abarca como totalidad, se le concibe en su devenir histórico y en su desarrollo; aspira a su derecho de existencia plena, se encauza al desarrollo de una educación popular en todos los momentos y en todos los espacios con énfasis en lo cultural, científico, tecnológico, ideológico, valorativo, moral y ético, como manifestaciones de las necesidades de los ciudadanos(as), los pueblos y las comunidades, de aprender a reflexionar e interpretar el mundo que les corresponde vivir. En tal sentido, se reivindica el sentimiento de identidad, pertenencia, soberanía y libertad.
Con este enfoque se aspira promover la cooperación pacífica entre las naciones, impulsar y consolidar la integración latinoamericana, de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad.
La educación tiene la responsabilidad de formar a la nueva generación con respeto y reconocimiento a la diversidad, la interculturalidad como uno de los principios rectores, con pertenencia sociocultural, fundamentada en el ideario bolivariano; una educación que atienda a los períodos de desarrollo de los que se educan y su formación como seres individuales, sociales, capaces de responder y participar activamente en la transformación social.
La nueva relación Estado-sociedad, desde la institución educativa como espacio de concreción de las acciones y como principal forma organizada, promueve la participación en los cambios institucionales y culturales necesarios, de igual forma consolida el modelo de desarrollo endógeno y soberano a través del crecimiento de la producción social, la búsqueda de los equilibrios y la sustentabilidad ambiental para el alcance de la calidad de vida digna; de manera que se desarrolle una sociedad de equidad y justicia social, enfocada en la construcción de un orden más justo de paz, confraternidad, hermandad y solidaridad.

Fundamentación sociológica
Desde el punto de vista de la Sociología, la formación de la personalidad se asocia a las fuerzas motrices del funcionamiento de la sociedad, a la direccionalidad de su movimiento, a la finalidad de las conductas sociales, sean éstas las de la sociedad en su conjunto o de determinadas comunidades,
a partir del carácter multiétnico y pluricultural que se expresa como punto de equilibrio y proceso transformador en la sociedad venezolana.
En la introducción de la obra Tratado sobre luces y sobre virtudes sociales, Simón Rodríguez revela el carácter popular que le otorga a la educación en la que el sector público, según su opinión, debe jugar el papel fundamental al expandirla. Por tal razón, el Gobierno debe asumir las funciones de “padre común en la educación, generalizando la instrucción”.
Simón Rodríguez insiste en la masificación de la instrucción en los niños a fin de vencer las tinieblas y generalizar las luces y virtudes, haciendo estas del dominio público, es decir, extendiéndolas a todos y todas, para que cumplan una función social. Esto se evidencia en la siguiente cita:
“El hombre no es ignorante, porque es pobre, sino al contrario. Generalícese la instrucción de la infancia [y] ¡habrá luces [y] virtudes sociales! Luces, virtudes hay… Pero… lo que no es general, no es público!, ¡lo que no es público, no es social!”
La educación defendida por Simón Rodríguez se distingue por su carácter social, popular e igualitario, gratuito y obligatorio, público, experimental y nacionalista; expresado en:
Social, la educación es concebida como un elemento fundamental para la construcción de la nueva sociedad.
Popular e igualitario, radica en que la educación debe beneficiar a todos y todas.
Gratuito y obligatorio, por considerar que la sociedad no sólo debe poner al alcance de todos la instrucción, sino que está obligada a procurar los recursos para su implementación.
Público, siempre se mostró inclinado hacia la instrucción pública, fundamentada, organizada y financiada por el Estado.
Experimental, recomienda la incorporación de las ciencias útiles, prácticas en lugar de ciencias como teología, filosofía, derecho y medicina.
Nacionalista, sustituye el latín por el quechua, el cual abre el sentido nacionalista de la escuela robinsoniana. El pensamiento educativo robinsoniano presenta, entre otras, las siguientes características:
· La importancia de la sociedad civil para el desarrollo de la República.
· La importancia de la escuela para la consolidación nacional.
· Sus praxis de la educación por el trabajo.
· Su idea de enseñar a aprender. Intencionalismo. Creatividad y originalidad.
Concepción de la política como servicio público. Pensamiento humanista, utópico y su praxis, orientados al logro de una sociedad más participativa, cooperativa y solidaria. Como lo afirma Rosario Hernández (2001), el pensamiento robinsoniano propone una escuela para la vida comunitaria, con el objetivo político estrechamente articulado a la formación de un ciudadano para una sociedad que se debate e intenta construirse sobre la base económica, científica y tecnológica, orientada por políticas nacionales. En las ideas sociológicas acerca de la educación en la obra de Bolívar se encuentran, entre sus fundamentos, los siguientes: Visión integral de la educación: que va desde los conocimientos de la formación de la persona hasta la moral. Si bien son necesarios los conocimientos científicos, el hombre es un ser social y requiere de los buenos modales para vivir en la sociedad con sus semejantes. La educación para las niñas de todas las clases: como base a la educación de las familias.
Luis Beltrán Prieto Figueroa es otra de las figuras centrales que nutre el pensamiento educativo bolivariano. Su tesis del Estado docente, presentada en la Convención Nacional del Magisterio, en la ciudad de Valencia en 1943, resume que en un país cualquiera, en una época cualquiera, es inconcebible que el Estado deje abandonada al capricho de las actividades particulares la orientación y formación de la conciencia de los ciudadanos.
Prieto concebía la educación como un fenómeno colectivo, regido por normas establecidas por un grupo social, expresado como una totalidad y es por ello que el Estado determina los medios para satisfacerla. La educación es una función eminentemente pública, asignada por el Estado y la colectividad, que busca la formación del educando en correspondencia con el concepto general de ciudadano, de acuerdo con los intereses estadales como un ser humano con determinadas características. Una educación para la formación integral del hombre con énfasis en el desarrollo humanístico y acorde con un contexto social específico fue el ideal del maestro Prieto Figueroa, por el cual llevó a cabo luchas constantes en el campo de la educación. Correspondió al maestro definir un proyecto educativo para formar hombres libres con herramientas para desarrollarse económica y socialmente, lo que manifiesta la lucha contra un sistema que había excluido a un grupo de menor ingreso, manteniéndolos al margen de la sociedad del conocimiento y recluyéndolos dentro del analfabetismo. Supo definir una nueva idea de lo que debía ser la educación en el país y del papel del Estado como actor docente en la construcción de una sociedad más equitativa y democrática. Apostó a una Venezuela revolucionaria gracias a un nuevo modelo educativo, proyecto que se vio interrumpido por la dictadura que le envió al exilio por un período de casi diez años.
Una mención imprescindible en el ámbito universal es el aporte del sociólogo francés Emile Durkheim, quien sentó las pautas de un concepto de educación, centrado en la necesidad de socializar al individuo. Para él la educación es una institución social, que aparece estrechamente vinculada con el resto de las actividades sociales y la define como la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social.
Señala que el objetivo fundamental de la educación es precisamente el hacer social al individuo, que el medio social tiende a moldear al niño a su imagen, y que padres y docentes son los representantes o intermediarios en la conformación de esa imagen. Esta noción ha trascendido en el tiempo en el pensamiento pedagógico y sociológico y, de una manera u otra, ha sido asumida por muchos autores contemporáneos.
El especialista Juan C. Tedesco plantea que no es hasta comienzos del siglo XX cuando la educación en cualquier sociedad estuvo siempre llamada a socializar a las nuevas generaciones; lo que implica prepararlas para vivir en sociedad y juntos; además, responsable de formar al ciudadano, a la persona en tanto individuo, capaz de cumplir funciones cívicas y dotado de un conjunto de valores, que le permitieran convivir socialmente con el resto de sus semejantes. Concibe la educación como una actividad sistemática, efectuada desde la escuela y orientada a formar a las personas en su condición de ciudadanos y ciudadanas.
El doctor en Ciencias Filosóficas José R. Fabelo Corzo expresa que “educar significa socializar, es decir, transformar al educando en un ser social, en parte constitutiva de una comunidad humana particular, paso imprescindible y único modo posible para hacerlo representante y partícipe del género humano”.
El SEB, para el desarrollo de la personalidad a que se aspira, parte de la premisa de considerar las categorías comunicación y actividad como la esencia de la labor educativa. La comunicación se concibe como un proceso de interacción social mediante la utilización de símbolos y sistemas de mensajes que se producen como parte de la actividad humana. Comunicar es hacer común, a dos o más individuos, un contenido semántico cualquiera por medio de diversos recursos técnicos: lenguaje oral (o escrito), imágenes gráficas y visuales, entre otras. Desde que el ser humano comenzó a hablar, la palabra devino como el primero y más importante medio de comunicación como envoltura material del pensamiento. Durante los primeros tres meses de vida, la forma de comunicación va a estar determinada por la relación emocional que establezca el niño o la niña con los padres y familiares; son éstos los que le van a posibilitar el conocimiento de ese mundo externo, lo bello, hermoso, adecuado y correcto de lo que le rodea.
Alrededor del primer año, aparece el lenguaje articulado, y los adultos – padres y familiares, fundamentalmente- deben propiciar su desarrollo utilizando para ello en todo momento diferentes recursos. Antes de su ingreso en la vida escolar ya tienen una experiencia adquirida, conocida como etapa preescolar o inicial que resulta rica en vivencias, propicia el conocimiento y relación con el medio, incluyendo normas y hábitos de comportamiento, producto del sistema de relaciones y actividades en las que han estado inmersos.
En los escolares, la adquisición de conductas estables va surgiendo sobre la base de cualidades de la personalidad, y se logra exitosamente sólo cuando el ejercicio de determinadas conductas se realiza por un motivo positivo, “así sentido y reconocido” por ellos.
En la medida que crece externamente, también sus procesos psíquicos van madurando, y sienten que forman parte de los mayores y ya pueden incorporarse a realizar actividades que en años anteriores no era posible; en ellas tienen la posibilidad de establecer un sistema de relaciones personales de mayor complejidad, y la oportunidad de asumir con responsabilidad determinados roles, convirtiéndose en preadolescentes.
En la adolescencia, la necesidad de relación es la actividad fundamental, sobre todo con sus iguales, y prefieren estar con ellos, por lo general todo lo consultan con éstos; en esencia, consideran que por ser de su misma edad, los entienden mejor y son más capaces para ayudarlos.
En el caso de de los jóvenes, se vuelven mucho más exigentes; en ellos no basta con tratar de trasmitirles una información, sino que es necesario establecer un diálogo donde puedan exponer sus ideas, cuestionarse el contenido, discutir posiciones, lo que les permitirá continuar desarrollando su autoestima y autoafirmación como personalidad.
La actividad es una categoría esencial en la formación de la personalidad, constituye el eslabón que vincula directamente al ser humano con la realidad que le rodea. Fue Vigotsky quien sistematizó el principio de la interiorización de lo externo en lo interno, y esto sólo se logra mediante la actividad humana. La participación de las y los estudiantes en actividades ricas en contenido afectivo y emocional, donde sientan satisfacción y alegría en su realización, donde perciben que ocupan un espacio y pueden demostrar con su actuación de lo que son capaces, ha de ser potenciado por los adultos responsables de su educación, a los efectos de orientarlos adecuadamente; sólo así harán suyos los valores a que aspira la sociedad en que viven.
En el plano pedagógico, el estilo de dirección, la forma como se organiza la actividad y las relaciones que se establecen con los estudiantes, resultan muy importantes para educar y formar esa personalidad. En la actualidad se convierte en un punto neurálgico, en tema de reflexión de hombres de los diversos perfiles profesionales: investigadores, docentes y políticos entre otros, el problema del hombre y el desarrollo humano, de la cultura y de los valores. La tarea fundamental del SEB, desde el punto de vista psicológico, reside precisamente en transformar los valores existentes en la sociedad en valores individuales que el sujeto trata de alcanzar, actuando en correspondencia con las exigencias de ésta; a partir del reconocimiento y estímulo al que se educa, contrario a los castigos corporales, al decir de Simón Bolívar.
A continuación se hace referencia a los principales fundamentos psicológicos en los que se sustenta la educación y formación en valores, tomando como premisa que, al abordar esta problemática, se alude a la formación de la personalidad. Entre las concepciones existentes con relación a la formación del ser humano se encuentran las teorías de Jean Piaget y L. S. Vigotsky, por considerar los aportes que estos autores efectuaron al respecto.
Jean Piaget (1896-1980), suizo, fue biólogo, filósofo y psicólogo, quien sin proponérselo hizo aportes trascendentales a la Pedagogía como ciencia. Para él las causas y la génesis del desarrollo del conocimiento está en cómo el hombre construye el conocimiento. En su teoría existen dos mecanismos: la asimilación, que son los esquemas existentes que dan sentido al mundo; y la acomodación, que permite al sujeto efectuar cambios en sus esquemas para responder a situaciones nuevas.
Reconoció al hombre como ser biológico que está en una constante búsqueda del equilibrio entre la asimilación y la acomodación, inmerso en una sociedad a la que tiene que adaptarse; no obstante, le concedió a la educación un papel importante como factor externo para el desarrollo psíquico humano.
En su teoría reconoce en cierta medida la influencia del papel del medio en el proceso de desarrollo de la personalidad, aunque parte de la premisa que, para lograrlo, se requiere que ciertas estructuras ya estén maduras.
La originalidad de Piaget radica en que desplazó los estudios del contenido moral de la época hacia la estructura del razonamiento moral, tomando como punto de partida el desarrollo de la inteligencia.
Lev Semionovich Vigotsky (1896-1934), psicólogo ruso, ofrece una concepción más integrada, sistemática y acabada del desarrollo psíquico. Tiene el mérito de haber estructurado el estudio e interpretación del fenómeno psíquico apoyándose en una metodología dialéctica.
En su teoría concibe la actividad social y la necesaria orientación y dirección por parte de los adultos (padres, representantes, docentes y otros actores sociales) para lograrla en la contextualización cultural como experiencia histórico-social, actuando en y sobre la base de las funciones psíquicas superiores que constituyen los fundamentos del desarrollo del estudiantado que se educa y forma.
La formación de la personalidad, desde la perspectiva del enfoque vigotskyano y seguidores, se ve como un proceso complejo de movimiento, desde concepciones y conductas apenas tomadas de normas, hacia un nivel superior en que el sujeto va conformando una concepción moral del mundo sujeta a una normatividad interiorizada conscientemente y que le permite autorregular su comportamiento.
Resaltó la naturaleza social del proceso de “interiorización” como mecanismo psicológico de la “apropiación”, donde el papel decisivo lo tiene el adulto como mediador de la relación sujeto-objeto. De esta concepción surgió su concepto de zona de desarrollo próximo (potencialidad del desarrollo psíquico) determinada por lo que el niño puede realizar en colaboración, bajo la dirección y con la ayuda del adulto o de otro niño.
Resulta en su teoría muy interesante su concepción acerca de que el desarrollo psíquico tiene un carácter integral y en general opera a partir de la relación social y desde ella se genera la actividad psíquica interna. Al referirse a la relación entre lo cognitivo y lo afectivo en su obra Pensamiento y lenguaje, señala que cuando se habla de la relación entre pensamiento y lenguaje con respecto al resto de los aspectos de la conciencia, es la vinculación entre inteligencia y afecto. En su opinión, la separación del aspecto intelectual de la conciencia de lo afectivo y lo volitivo es una de las debilidades de la psicología tradicional.
En consecuencia a todo lo anterior, en el SEB se asumen los postulados del enfoque histórico cultural, de allí la importancia de que el y la docente logre establecer una atmósfera emocional positiva de confianza en las posibilidades individuales de colaboración. El carácter colectivo que se logre durante el desarrollo de las diferentes formas de organización del proceso educativo, donde los y las estudiantes tengan la oportunidad de comunicarse entre sí, que trabajen juntos, se propongan metas comunes y las alcancen en correspondencia con la edad y sus potencialidades, lo que aumenta considerablemente el éxito de cada uno.

Fundamentación pedagógica
La formación de un(a) nuevo(a) republicano(a) en la Venezuela del siglo XXI requiere de una profunda transformación educativa y cultural, partiendo del reconocimiento y estímulo de las experiencias innovadoras y significativas de docentes de los diferentes subsistemas; por esto se está privilegiando la práctica pedagógica actual, dándole la importancia necesaria. Para llevar a cabo y perfeccionar su labor, el docente debe sustentar su práctica en un enfoque epistemológico que le permita obtener mejores resultados en la formación de sus estudiantes. La pluriculturalidad de la República Bolivariana de Venezuela exige tener en consideración la pedagogía de los pueblos indígenas y las ideas educativas de personalidades representativas en ese campo.
Constituye el proceso social en el que los miembros de un pueblo indígena adquieren una preparación para la vida, internalizan, construyen, transmiten y recrean conocimientos, valores y demás elementos propios de la cultura; desarrollan habilidades, destrezas y prácticas para desenvolverse adecuadamente en el ambiente e incorporarse a la comunidad y proyectarse con identidad hacia otros pueblos. Está basado en los sistemas de crianza y socialización propias, se trata de una educación holística, continua, que abarca desde antes de la concepción hasta más allá de la muerte del ser humano individualizado; es compartida, autogestionaria y orientada principalmente a satisfacer las necesidades individuales y el bienestar colectivo dentro de los principios del equilibrio, armonía cósmica y ambiental.
El pensamiento educativo de Simón Rodríguez es amplio; no obstante, siguiendo las afirmaciones de Morales Gil (2005), sus proposiciones principales están vertebradas en una educación social y popular. Sus principios educativos estuvieron sustentados en atender el beneficio de la instrucción pública a los vastos sectores excluidos de la población y para educar socialmente a los jóvenes americanos, a fin de convertirlos en ciudadanos capaces de vivir en un sistema republicano y capaz de defender sus instituciones. Es incuestionable que en sus argumentos subyace una teoría política, según la cual la educación es un elemento fundamental para la creación de una nueva sociedad. Para él, la formación de los niños y jóvenes debía centrarse en las prácticas sociales destinadas a prepararlos para vivir en una sociedad republicana y concebía a la escuela como una palanca para el cambio social. En ella, la práctica educativa cobra fuerza en los valores de la solidaridad y equidad, pues el objetivo que persigue es la universalización de la educación para que disfruten de sus beneficios todos los estratos sociales, de manera particular, los sectores desposeídos.
La visión futurista de Simón Bolívar y sus ideas educativas le confieren vigencia actual y forman parte del soporte originario del SEB. Establece, entre otros, los siguientes fundamentos pedagógicos:

Plan de educación para la Patria: desde su visión, la educación es un proceso progresivo integrado en el que el ambiente escolar debe tener buenas condiciones, es decir, de una buena ingeniería escolar. Estableció características especiales para las escuelas del momento. Además, la estadística escolar era imprescindible para hacer el seguimiento y el control.

Considerar las diferencias individuales: sigue el pensamiento de Rousseau, expresando que se debe tomar en cuenta la edad, inclinaciones, el genio y el temperamento, la altura, la salud y el desarrollo social. De allí, que “cada individuo constituye un problema especial y debe ser estudiado en un ambiente total y cambiante”.

Conocimiento de lo social y lo práctico: en la compresión de la historia y de los idiomas se debe aprender, en primer lugar, lo contemporáneo (actual), “para ir remontando por grados a los tiempos más oscuros de la fábula”. Es decir, del conocimiento más cercano real al pasado. Se inclina Bolívar por la enseñanza del conocimiento práctico. En sus recomendaciones a la educación de su sobrino Fernando, sugiere disciplinas como geografía, cosmografía, estadística, dibujo y astronomía.

Importancia de la educación física, el juego y la recreación: son fuentes de salud y bienestar como fuerza generadora de energía, de la sana alegría de vivir para conservar el cuerpo saludable, física y mentalmente.
Belén María Sanjuán Colina, educadora venezolana, firme seguidora de los postulados educativos de Simón Rodríguez y del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, afirmaba que la educación debía ser integral, es decir, preparar para la vida. Según ella, la educación era un camino para la construcción del pensamiento en el ciudadano en su constante relación social, siendo crítica de su contexto.
A partir del principio robinsoniano “pensar antes de obrar”, la maestra Sanjuán Colina afirmaba: “como los principios están en las cosas, con cosas se enseñará a pensar”; en este sentido, defiende el conocimiento práctico, estableciendo los siguientes elementos en su caracterización:
Se llega al conocimiento de nociones y conceptos científicos a partir de la observación directa de algo concreto.
Todo lo aprendido tiene utilidad para la vida cotidiana, de allí que la enseñanza debe ser activa y participativa.
Debe enseñarse a aprender para seguir aprendiendo.

Explicar la utilidad de lo aprendido para la vida cotidiana y económica.
La educación integral es un método pedagógico para desarrollar la totalidad de la personalidad de los y las estudiantes y comprende: la naturaleza del ser vivo, el ambiente natural, el modelo económico, humano y social a que se aspira como pueblo, como ciudadano y ciudadana, como país, como sociedad mundial. De allí que la educación integral concibe al estudiante como el centro y objeto del hecho pedagógico. Belén Sanjuán consideraba como fundamentales la solidaridad, el trabajo, la cooperación, el respeto mutuo, la cortesía, la justicia, la democracia, la paz, la amistad en la que el binomio dialéctico familia y escuela se conjuga para lograrlos. Tal como lo expresaba la maestra, se trata de aprender aprendiendo y aprender haciendo. “Los valores no son meros recetarios de cocinas o fórmulas químicas, sino que de tanto ejecutarlos, practicarlos todos en comunidad forman parte del comportamiento diario…”.
Los procesos de enseñanza y aprendizaje se sustentan en teorías de aprendizaje; en el caso del SEB destacan algunos autores latinoamericanos y universales, dentro de ellas, los aportes de Paulo Freire.
Paulo Freire en su pedagogía del oprimido destaca una metodología escolar ligada a las condiciones materiales en las cuales cada persona desarrolla su existencia, y esas condiciones materiales adquieren la forma de vida social. Reconoce que no existe ninguna forma cultural homogénea y, en ese sentido, la capacidad de aprender está marcada por procesos culturales y sociales.
Para este autor, la acción educativa hace posible la conciencia material e ideológica de una época. El sujeto transforma y se transforma a partir de una relación contextual donde toma en cuenta todos los marcos de referencias sociales. Señala que la educación es un diálogo de saberes donde hay espacio para el respeto a ellos, a lo corpóreo, a lo individual, a la convivencia.
Cobra vital importancia el principio de la individualidad, entendido como la valoración del individuo como ser único, irrepetible, de autorrealización. La realidad social lo afecta como un todo integrado que él transforma. Sostiene que el humanismo debe partir de que el hombre alcance su libertad y pueda ser constructor de su vida para llegar a ser persona. De allí que conciba que la escuela debe ser democrática y centrada en el ser.
Todas las personas implicadas en el proceso educativo educan y al mismo tiempo son educadas. La comunicación se convierte, en tanto, en una necesidad para el diálogo tomando en cuenta las necesidades individuales.
En este mismo orden de ideas, cobra importancia el manejo del pensamiento complejo y dialéctico, que considera que el ser humano no es sólo un ser biofísico que consume y es objeto de las relaciones con el trabajo explotador; es un ser. Su individualidad construye lo colectivo, y viceversa, en la búsqueda de desarrollar su proyecto de vida, cobrando fuerza el humanismo.
El intercambio pedagógico es concebido complejo por sus implicaciones sociopolíticas, culturales y éticas. Se hace necesario que las metodologías pedagógicas se correspondan con las complejidades culturales de los aprendizajes que se transforman en el transcurso de la historia y en la infinidad de temporalidades individuales caracterizadoras.
Resumiendo, en las esencias del pensamiento educativo de las personalidades antes mencionadas halla sustento el SEB, en su aspiración de avanzar hacia la formación integral de ciudadanos(as) aptos(as) para vivir en una sociedad en transformación.

SISTEMA EDUCATIVO BOLIVARIANO
Versión preliminar, de fecha 21 de agosto de 2007
(Sistematización de nuevos aportes programados para el 20 de agosto de 2007)Ministerio del Poder Popular para la Educación. Dirección General de Currículo.
Estimado estudiante, elaborar un comentario grupal del taller con respecto al tipo de fundamentación correspondiente a cada grupo.

sábado, 16 de octubre de 2010

La Educación para el Trabajo



El poder se conserva con los avances científicos y tecnológicos; la educación para el trabajo está ante la disyuntiva de contribuir a cambiar esta situación o perpetuar las relaciones de dominación en la sociedad.
Palabras clave: ciencia, tecnología, formación para el trabajo, currículo, pedagogía
Los cambios operados en los sistemas productivos internacionales han conllevado a las autoridades gubernamentales de diversos países a plantearse reformas educativas para adecuar la formación de nuevas generaciones a las exigencias de la economía mundial. Entre los tópicos reformistas se encuentra la formación para el trabajo, acorde con el papel preponderante de la información, el conocimiento, las nuevas tecnologías y las formas de organización en los procesos de producción de mercancías.
Los argumentos que soportan las reformas se dirigen a sostener que el mundo ha cambiado totalmente con los avances tecnológicos; especialmente en los campos de la información y la comunicación. Se anuncia de nuevo un nuevo mundo, el de la sociedad del conocimiento, como marco general para formar para el trabajo antes que para el empleo, para la flexibilidad antes que para la estabilidad laboral, para el trabajo en grupo antes que para la individualidad y para, entre otros cambios, el dominio de competencias básicas antes que para el aprendizaje de disciplinas científicas. Todo ello dirigido a garantizar una educación para la competitividad de las naciones.
La fuerza que el consenso sobre estos temas genera, se constituye en manto ideológico que invita a la duda. En este sentido es necesario analizar que los avances tecnológicos y científicos hacen parte del desarrollo de las fuerzas productivas, las que a su vez tienen efectos sobre las formas de organización de la sociedad, entre los que se incluyen las relaciones económicas y de poder. Cuando los progresos aludidos se asumen para mantener las relaciones de poder predominantes, se ahondan las contradicciones sociales y se busca preservar el orden social a nombre de la cientificidad de las políticas económicas y sociales, las cuales supuestamente se dirigen hacia un objetivo neutral: la competitividad.
De esta forma la llamada sociedad del conocimiento (en tanto ámbito de la competitividad), se convierte en idea que subsume las relaciones de poder, la economía y los sistemas educativos, como procesos de innovación revolucionaria que liberaran al mundo de sus desdichas. Se niega cualquier otra posibilidad de sociedad que no sea el de las nuevas tecnologías de información y la comunicación puestas al servicio del actual orden económico internacional. En este contexto, el concepto de trabajo solo juega en tanto concreción del nuevo mundo tecnologizado, sin alusión a las formas de apropiación del producto social del trabajo. El trabajo se convierte en capacidad de adaptación a las nuevas dinámicas del avance de las fuerzas productivas, para salvar el orden social vigente.
El carácter alienante del discurso sobre el nuevo mundo del conocimiento, puesto como principal referente de la formación para el trabajo, conduce a examinar el sentido conservador de las innovaciones educativas, así como a plantear una perspectiva de cambios educativos que junto a las transformaciones tecnológicas aporten a la construcción de una organización social para garantizar la dignidad humana. Las opciones educativas están entre la innovación conservadora o la apropiación crítica de los progresos tecnológicos.

La critica en y desde la formación para el trabajo
Una perspectiva ante las contradicciones que afrontan los sistemas productivos y educativos resultado del impacto de las nuevas tecnologías, no es negarse a ellas, sino asimilarlas en la búsqueda de una sociedad distinta y mejor a la de hoy. En ese sentido desde la pedagogía, la formación de nuevas generaciones y la formación para el trabajo tienen tiene varios retos.
Uno de ellos hace relación a la definición de los fines de la educación. ¿La educación debe resolver básicamente el problema de su relación con la economía y la el condicionamiento ciudadano de las nuevas generaciones?. ¿Debe formar para la revolución social en el reino de las libres fuerzas del mercado?.
El asunto es orden pedagógico. ¿Para qué educamos?. Juan Amos Comenio planteaba que el fin último era la perfección humana, prueba de nuestra naturaleza divina, la cual solo se alcanzaba a través del cultivo de nuestra principal virtud: el conocimiento. El conocimiento del mundo, de la sociedad, la naturaleza, las formas y los principios. Con ello reivindicaba la necesidad de que todos pudiesen apropiarse de lo más avanzado de la producción científica, para comprender desde la ciencia el mundo en que estamos. La orientación pedagógica es la transformación de la sociedad, no en cualquier sentido, sino en el que indica la justicia social en una de sus mejores formulaciones: la dignidad humana en los términos de la declaración universal de los derechos humanos.
De esta forma, la educación es un derecho para que todos puedan disfrutar de todos los avances del conocimiento en cada una de las áreas que determinan sus objetos de investigación.
La reflexión acerca de los fines de la educación debe concitar la recuperación de sus contenidos. La critica al memorismo, o a los deficientes resultados en las pruebas de calidad de la educación, no pueden ser atribuidas, sin más, a las asignaturas que se enseñan. Estas podrán estar desactualizadas, o enseñadas si la metodología apropiada o sin los recursos didácticos necesarios, que en estos casos deben buscarse las condiciones necesarias para superar estas deficiencias. Pero en sí misma éstas no han fracasado como se les quiere hacer ver a nombre de nuevos paradigmas del conocimiento, que ubican en el sujeto la construcción de la realidad. Perder de vista los problemas que cada disciplina aboca, es abandonar la perspectiva crítica que cada una comporta.
Considerar que cada disciplina es superada por la de moda interdisciplinariedad, es pasar por alto que cada campo científico es en sí mismo interdisciplinario. Esto convoca a que las nuevas generaciones se acerquen al núcleo duro de los problemas de las ciencias. De esta manera, no se trata de contextualizar las ciencias para que los muchachos las entiendan. Se trata de contextualizar a los estudiantes para que comprendan los principales problemas de las ciencias.
Indudablemente las metodologías de educación deben cambiar. Esa es una premisa desde la pedagogía. Comenio, a principios del siglo XVII, creó el primer texto ilustrado para la enseñanza de la lengua. Su entusiasmo era tal por la imprenta que se asemeja al optimismo que hoy despierta Internet. Y en ambos casos, libro y red de redes de ordenadores, antes una amenaza se constituyen en una oportunidad para que las nuevas generaciones apropien conocimientos. Para que se formen en las estructuras del conocimiento científico. Para que se planteen nuevos problemas y comprenden el sentido ético y político que concita el acceso al conocimiento. Para que se acerquen a la explicación de las cosas. Para comprender que ningún orden social es natural y dado para siempre.
La formación para el trabajo presupone especialmente que en las instituciones educativas se realice la critica desde los hechos a la contradicción entre los avances tecnológicos y las formas de organización de la sociedad. De esta forma se podrá plantear la tecnología como un medio para viabilizar relaciones de poder en la escuela, democráticas y participativas.
Esto implica que campos del conocimiento como la filosofía, la historia, la geografía, la economía y la ciencia política, así como la ética y la estética, son claves a la hora de formar la identidad social de cada sector de la sociedad. El conocimiento de la historia del sindicalismo, por dar un ejemplo, es un campo que debe ser objeto de tratamiento en los planes de estudio de las nuevas generaciones de trabajadores. Y es en esta perspectiva que el debate acerca de la educación para el trabajo puede aportar a dar sentido critico al uso de las nuevas tecnologías, para colocar el objetivo de la dignificación del ser humano como el principal camino a seguir.

Estimado estudiante, realizar en grupo un comentario sobre educación para el Trabajo.

EDUCACIÓN PARA EL TABAJO


Educación para el Trabajo tiene como propósito fundamental vincular al estudiante, en su formación integral, con un aprendizaje vivencial, activo y reflexivo, al participar en actividades que le permitan producir y aplicar conocimientos como agente de cambio en la transformación socio-cultural del país para una mejor calidad de vida.

Esta asignatura es de suma importancia para la carrera docente, debido a que a través de ella se promueve la valoración del trabajo desde un punto de vista social; al relacionar la teoría y la práctica, y de esta forma hacer que lo que se aprende (contenido) tiene una aplicabilidad en la realidad (práctica). De manera que, el trabajo debe vincularse a todos los espacios (ser humano: ser social que trabaja) y a todos los contenidos de los componentes planificados en el currículo del Subsistema de Educación Primaria Bolivariana, y no percibirla en la profesión docente como asignatura de contenido fijo.

El programa se ha organizado en cuatro (4) unidades distribuidas de la siguiente forma:

UNIDAD 1: Importancia social de la educación para el trabajo.

UNIDAD 2: La educación para el trabajo como eje integrador: trabajo liberador, en el Sistema Educativo Bolivariano.

UNIDAD 3: La valoración del trabajo.

UNIDAD 4: El trabajo comunitario.